. M i s i ó n : Protección .

por **. M u r a k u m o .** Sáb Mar 30, 2013 3:58 pm

Se le había asignado una nueva misión. Esta vez oficiaría de protector de uno de los subordinados mas importantes del señor feudal. Luego de que le fuera encomendada aquella misión, Magaki reviso el trayecto, las rutas posibles y la situación en general. Si bien aquellos eran tiempos de relativa calma, últimamente se hablaba de emboscadas planeadas por piratas y otros delincuentes, que dejaban sin nada a las personas que tuvieran la mala suerte de encontrarse en su ruta de elección. Tomando en consideración todos los factores, decidió que no sería demasiado peligroso tomar la ruta principal. Si llegaba el momento de lidiar con algunos maleantes, probablemente no le supondrían un gran problema, incluso aunque estuvieran organizados.

por **. M u r a k u m o .** Sáb Mar 30, 2013 3:59 pm

Al día siguiente, muy temprano, cuando el sol empezaba a asomar su rostro dorado entre las montañas, Magaki partió hacia el País del Agua, donde se encontraba el hombre en cuestión. El bote era manejado por dos hombres entrados en años, barbudos y de cabellos blancos como la nieve. Tenían la piel tostada y endurecida por haber pasado tanto tiempo bajo el sol y el aire húmedo de alta mar. Poseían varios botes y el que lo llevaría a su destino ahora era uno de tamaño mediano, pues solo tendrían como pasajeros a Magaki, al subordinado del señor feudal y dos acompañantes de este. Subió al bote y comenzó el viaje.

Era una mañana bastante tranquila, y daba la impresión de que sería un viaje sin demasiados sobresaltos en cuanto al clima: el cielo estaba completamente vacío, expandiéndose infinitamente hasta el limite que alcanzaban los ojos. No había nubes, solo el sol flotaba, encendido, sobre sus cabezas. Todo iba bien. Sin embargo, tras unas horas de viaje, comenzó a vislumbrarse un punto desde el este. Con el tiempo se iba acercando, se notaba que era un barco y que se acercaba rápido. Tras un momento, otro punto apareció desde el oeste. Dos navíos ligeros iban directo hacia ellos.

por **. M u r a k u m o .** Sáb Mar 30, 2013 4:05 pm

››› Detengan la marcha —dijo Magaki, acercándose a los dos viejos marineros—.

—¡P-pero los pirat...!

››› Me encargare de ellos ahora —espetó el ninja, interrumpiendo al hombre—.

Su bote se detuvo y luego de unos minutos, se encontraron flanqueados por aquellos barcos, mientras varios hombres vociferaban desde ambos lados, exigiendoles que entregaran cualquier cosa de valor que llevaran. Los viejos ni siquiera estaban asustados, varias veces habían tenido que lidiar con piratas: uno de ellos tenia una larga cicatriz que surcaba su rostro desde la barbilla hasta la oreja izquierda, producto de un enfrentamiento con piratas para defender a sus pasajeros. Esta vez, lo defenderían a el.

por **. M u r a k u m o .** Sáb Mar 30, 2013 4:10 pm

Varios de los hombres finalmente se atrevieron a abordar el barco de los viejos marineros, acercándose, amenazantes. Caminando tranquilo, Magaki se coloco justo entre los marineros, que ya se sentían a salvo, y los piratas. En total, debían ser alrededor de diez u once criminales. Magaki alzo su mano enguantada y tomo el mango de su espada, que llevaba colgada a su espalda con una cadena.

—Bonita espada, podríamos llevárn... —uno de los piratas intento hablar—.

Solo se vio un destello. El hombre que hablaba ahora estaba en el suelo, escupiendo sangre sin parar. Tenia una herida cortante en su abdomen, como si la espada de Magaki lo hubiera atravesado de lado a lado en un instante. Aquellos delincuentes endurecidos por la vida en el océano, parecieron no asustarse por ello y, en vez de escapar, decidieron atacar todos al mismo tiempo. Iban armados con lanzas y espadas, pero sus esfuerzos serían fútiles.

por **. M u r a k u m o .** Sáb Mar 30, 2013 4:13 pm

Dos intentaron empalar a Magaki con sendas lanzas, pero el ninja los esquivo con dos movimientos de su cuerpo, para luego levantar nuevamente su pesada espada y cortar diagonalmente a ambos hombres de una sola vez. Uno quiso atacarlo por la espalda con una espada, pero con un solo giro, evito la estocada, para posicionarse por detrás y cortar rápidamente la espalda de su atacante. Luego se lanzo directamente hacia el grupo de piratas, golpeando y cercenando hasta que se hizo el silencio. Luego de unos segundos, algunos gemidos lastimeros comenzaron a escucharse. Los piratas intentaban reagruparse para emprender una rápida retirada. Los que se encontraban tirados por el suelo en el bote, se arrojaron al agua para volver a su propio barco. Todos habían sobrevivido, pero tendrían grandes cicatrices para recordarles aquel día. Los ojos dorados de Magaki escrutaban con frialdad, mientras volvía a enganchar su Zankyouken a la cadena en su espalda. El viaje continuo cuando los piratas huyeron. De vez en cuando, los viejos marineros observaban a Magaki fugazmente, maravillados y ligeramente asustados. ¿Como podía alguien moverse así, como mercurio, blandiendo una espada que era casi de su misma estatura? Les causaba impresión el dorado intenso de sus ojos, tan serenos, pero filosos también.

Llegaron a País del Agua, donde se hospedaron en una posada hasta el día siguiente, para poder descansar un poco. A la mañana siguiente, se encontraron con el subordinado del señor feudal.

››› Takuma-san —Magaki se dirigió al hombre—, somos su transporte.

El hombre agradeció con un gesto de su cabeza y abordo el bote junto con sus acompañantes.

El viaje hacia el País del Rayo concluyo sin sobresaltos. Había sido mejor encargarse de los problemas en el momento. Al llegar a su destino, el hombre les agradeció nuevamente y todos siguieron sus caminos.

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